UN CAMIÓN LLAMADO 2014

En portugués, la expresión "alguém anotou a placa do caminhão?" o sea, "alguien tomó nota de la patente del camión?" es muy usada para expresar el desconcierto que sentimos cuando pasa algo que, literalmente, nos atropella. No suele referirse a cosas trágicas, si no más bien a esos cachetazos que da la vida cuando no sale como uno esperaba.
Este año, que aún está lejos de terminar, para mi fue un gran camión. El 2014 me atropelló en todos los sentidos que puedo imaginar. Y cuando me levantaba a preguntar si alguien había anotado la patente, otra vez volvía a pasar por encima mío. Pasó repetidas veces.
Jamas, jamas, imaginé que uno de los años más intensos de mi vida sería, justamente, el que no voló, no desapareció. No estuve yendo y viniendo, no estuve involucrada en mil proyectos desde un principio. Casi todas las "ocupaciones" que busqué no se me dieron.
Y qué paso? Me vi. Sí, eso: me vi a mi misma en ese tiempo libre. Tratando de esconderse(me). Fue intenso porque me busqué, me escapaba, me volví a encontrar. Agotador. Que tremendo barullo hace el silencio  de repente!!!
Cuando pensé que me quedaba sin aire vi que era una cuestión de opción: o me sentía aplastada y me tiraba de una vez o cambiaba el punto de vista y lo empezaba a entender como una posibilidad de remodelación. Así que, en determinado momento, empecé a identificar las letritas, los numeritos de la maldita patente. Y a buscar. Definitivamente, buscarme y encontrarme. Intentar saber a qué venía todo esto. Qué mensaje el Universo me estaba mandando? Qué estaba pidiendo yo, realmente?
La búsqueda pasó por muchos caminos. Terapia floral, lectura de aura, ignorar mandatos limitantes, tener miedo, perder miedos, sentir la oscuridad y no pensar que es algo feo, llanto a solas, llanto acompañada, buscar sin saber qué, danza aérea, pilas de libros sin leer, charlas inolvidables, nuevas amistades, nuevas personas importantes, ignorar opiniones de viejos conocidos, decir no, arriesgarme, no lograr, intentar, confiar, desconfiar, equivocarme, embocar una justa y sentirme increíble, correr para vaciar la cabeza, volver a caer, trabajar de lo que no elegí pero disfrutar los privilegios que me permite, angustia, deseo, ganas, otro guión sin terminar, visualizaciones, meditación, taller de creatividad, clases de pintura, el lienzo vacío, mi pecho lleno, el mundo entero y meu coração vagabundo quer guardar o mundo em mim... Caramba!
Sufrí, sigo sufriendo, lo hable acá y acá. El tema es que empecé a tomarle el gustito. No al sufrimiento, obviamente. Pero, sí, a esta toma de consciencia, por decirlo de alguna manera. A darme el lujo de escucharme y entender que es lo que realmente anhelo. Para poder meterle todas las pilas y realizar.
Descubrí cosas muy interesantes. En este momento, por ejemplo, sé que necesito buscar la creatividad como quien busca una perla escondida. Que debo ejercitar la mía que, pobre, me estaba pidiendo a gritos un poquito de atención. Y que, una vez entrada en calor, podré hacer lo que nací para hacer: comunicar.
Querido 2014, sos el camión más pesado y brillante que vi en estos mis 33 años. Y te quedan 3 meses más. No sé si me río o lloro. Tengo miedo y ansiedad. Pero, gracias. De verdad.

ilus de la genia Agustina Guerrero

© Circo Golondrina • Theme by Maira G.