SILKE Y LA ACTITUD CREATIVA DE UN DOMINGO

Hace algunos domingos atrás, de una tarde compartida con dos amigas del alma - no porque las conozca de toda la vida pero "del alma" porque me hacen bien al alma desde que las conozco - salieron corazones muy abiertos, revelaciones intensas y muchas ideas para poner en práctica.
Una de esas ideas fue la sugerencia de hacer alguna cosa, cualquier cosa con Silke, una artista plástica alemana radicada en Argentina que suele dar charlas sobre su obra.
La busqué y enseguida salió la feliz casualidad de que el viernes siguiente ella daría un taller intensivo de creatividad. Me inscribí, asistí y podría escribir sin parar sobre el trabajo maravilloso de Silke y de su energía contagiosa, contaminante.
Seguramente, aún voy a explayarme más sobre el contenido de la charla y como me impactó. Hoy prefiero sintetizar la experiencia contando que salí del encuentro segura de que la creatividad es algo que todos tenemos y debemos estimular. Para llegar más cerca de nosotros mismos, para alcanzar nuestros más sinceros deseos.

Supongo que, para arrancar, la mejor manera de ejercerla es tomando una actitud creativa desde las pequeñas cosas del día a día, sin esperar el momento justo, la situación adecuada.
Así que un día como hoy, nuevamente domingo, sin tiempo para pintar o escribir, sin posibilidad de salir a cuidar de las plantas y con asado cancelado por la lluvia, decidí aplicar mi actitud creativa en los ñoquis más ricos que mis manos pudieran amasar. Acompañados de un tuco también casero, por supuesto. La comida fue un éxito y considero que le di, literalmente, otro sabor al día gris. Es un ejemplo muy simplón, ya lo sé. Pero lo anoto.
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