Un amigo como el Lobo Rodolfo

Vera, Claudia y Nora Hilb son tres hermanas que, entre otras cosas, hacen libros. Juntas. Una vez escribieron Sorpresa en el bosque y se terminaron encariñando con un personaje en especial, el lobo Rodolfo. Así publicaron también El lobo Rodolfo, Una casa para Rodolfo y Una familia para Rodolfo.

La verdad que las entiendo perfectamente a las hermanas Hilb, porque tuve un amor a primera vista con él. De los personajes más carismáticos que ya conocí. El lobo Rodolfo es un fanático de las mandarinas, de las fiestas, de las fotos como recuerdos de viajes. Tiene las mismas inquietudes básicas - y tan profundas - que tenemos nosotros: casa, família, amigos. Él quiere pertenecer.


En El lobo Rodolfo, el protagonista sale del bosque y se encuentra con animales distintos como girafas, cebras, flamencos. También encuentra un montón de mandarinas y quiere compartir su alegría. La fama de los lobos mucho no lo ayuda a acercarse, entonces se disfraza para que piensen que es uno más.





Digo yo, ¿quién nunca quiso tener la mima apariencia que otros solo para encajar? ¿Quién nunca tropezó en ese intento?

No les voy a contar toda la historia, pero tengo que compartir una frase del final: “Y entonces los animales entendieron qué era lo que había venido a hacer el lobo a este lugar”. Me parece que tiene esa magia de decir mucho sin decir casi nada. 


También me parece que es una de las cosas que más valoro en mis amigos: me ayudan a entender qué hago yo acá. Por eso quise hablar del Lobo Rodolfo hoy. Es el día del amigo y él me parece una compañía genial. Un amigo que se aventura, se las ingenia. Un amigo que le pone entusiasmo a sus búsquedas y hace cuestión de compartir lo que encuentra en el camino.

¡Feliz día de amigo y que coman un rico pastel de mandarinas!
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