Jugando con máscaras

Vean esto que dice Nora Ros sobre las máscaras:

"Existen infinitas máscaras que acompañan al Hombre desde el comienzo de la humanidad. Se las utilizó para invocar a las fuerzas de la naturaleza, a los espíritus, a dioses, dieron comienzo al Teatro, acompañaron en la conformación de religiones, están presentes en los carnavales, y en fiestas de celebración como casamientos, cumpleaños, etc. Las utilizan personajes tales como el Zorro, Batman, Robin, el Guasón, Gatúbela, la Mujer Maravilla, el Hombre Araña, los Increíbles…, y también los hinchas de fútbol, los integrantes de una banda de rock y sus seguidores. Hasta podría decirse que las cirugías estéticas a las que se somete una importante parte de la sociedad no se trataría de otra cosa que la de “ponerse una máscara”, en este caso la de la “juventud”.
Si nos preguntamos el porqué de este hecho podemos responder que a pesar de los miles de años que medien entre la primera y la última máscara que se acabe de inventar, todas encuentran una constante subyacente: el transformarse en otro.
Esta posibilidad de transformación es la que la hace tan atrayente, aunque todos sepamos que existe un engaño, no podemos escapar al influjo de su sortilegio, de su magia, a su posibilidad de libertad, de dejarnos, aunque sea por poco tiempo, ser otros."

Para mí la máscara es una invitación al juego y, por lo tanto, un estímulo a la creatividad.

Podemos jugar al retrato y que otra persona nos haga una máscara de cómo nos ve. También podemos ponernos algo que nos muestre de otra forma o, incluso, elegir una figura que represente lo que tememos.

Rescato dos ejemplos que ilustran buenas posibilidades de este juego. Por un lado, "The mask series", trabajo fotográfico realizado por Inge Morath y Saul Steinberg en 1958. Hay algo de formalidad en las ropas y en los escenarios pero lo que se siente todo el tiempo es que son adultos jugando con garabatos, jugando a hacer caras y caretas. 









Dando un gran salto en el tiempo, también me gustan los experimentos contemporáneos de Paula Duró en conjunto con Alejandro Sordi. Sus máscaras tienen colores fuertes, intrigan y divierten.





Podes jugar con niños, jugar entre amigos, proponer una mesa familiar bastante original... Hacer una competencia de las figuras más espeluznantes o de las que más hagan reír. En fin, podes armar el baile de máscaras que se te ocurra.
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