Hojas secas


No se si puedo decir que ya viví muchos otoños. Menos, aún, que los haya vivido por ahí. Por lo tanto, digo sin culpa, que el otoño más bonito que conozco es el de Buenos Aires.
Hay algo en el paisaje ocre, en el ruido de las hojas secas que me hace acordar de cosas que todavía no viví. Y veo, porque no consigo ser de otra forma, una tenue alegría en la melancolía de los días porteños. Sin duda, poético.

“Otoño; oros desfallecientes en las copas de los arboles, lágrimas en la yerba húmeda, vaguedades melancólicas en el fondo de las calles, temblores finísimos en los remates de los edificios, cielos más altos y más inaccesibles, danzas de hojas caducas en los torbellinos espirales.
Melancolía en los días q se amenguan y las cosas que se van. Lección jamás comprendida sobre lo efímero de la existencia.”
(por el argentino Horacio Marco)
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