Cuando sofocas la creatividad

Me encantaría poder decir que esto lo escribí yo, pero no. Es un fragmento recortado del libro The creative license, de Danny Gregory. Busqué y busqué, pero me parece que nunca fue editado en español, así que acá va una traducción mía, bastante libre y conmovida:


“¿Qué sucede cuando sofocas la creatividad?

La habilidad y la necesidad de ser creativos están arraigadas en todos nosotros. Hablo con muchas personas que me dicen que hacen cosas (dibujos, comida, joyería, películas, música) porque sencillamente lo tienen que hacer. Es una urgencia básica, un impulso incontrolable.
Aún así muchos logran reprimirlo. Caminan hacia adelante y hacia atrás en una rutina, no reinventan ni un sólo día. Se zambullen en conclusiones sobre si mismos y sus habilidades, y en las obligaciones que creen que los va a ayudar a evitar conflictos. Toman ciertas decisiones que, juzgan, van a proteger otras personas de desilusionarse, shoquearse o enojarse.

Pero muy adentro de ellos una pequeña brasa parpadea. Esa brasa es su sueño, lo que ellos realmente quisieran hacer, si solamente... Si solamente tuvieran tiempo, talento, conocimiento, herramientas, plata, apoyo, libertad. Pero como decidieron hace tiempo que no pueden, encierran a esa chispa en una gran caja de acero, deseando sofocarla de una vez por todas, y vuelven a dedicarse a sus quehaceres y obligaciones. Pero la brasa no se apaga, en vez de eso calienta la caja de acero y ellos empiezan a sentir la necesidad otra vez. La temperatura se eleva y el sentimiento se convierte en dolor. Entonces buscan anestesiarse.

Nuestra sociedad está repleta de anestésicos - drogas, alcohol, televisión, cultura de masas, comportamientos destructivos, rabia, actitud defensiva, egoísmo - todos modos de mantenernos lejos de experimentar el aquí y ahora, de ponernos en contacto con nuestra propia naturaleza.
Cuando continuamos negando quiénes realmente somos y sofocamos nuestra habilidad de crear nos cerramos. Nuestras mentes se estrechan y cancelamos cualquier cosa inesperada, que no se encaje en la definición de mundo que nos contamos. Nos alejamos de los demás, encasillando a las personas que conocemos, amenazados y con miedo, incapaces de verlos clara y completamente.
Aceleramos la vida, incapaces de disfrutar el momento. Clasificamos la vida en una lista, tildando las experiencias como si fueran quehaceres, demasiado comprometidos con nuestras opiniones e incapaces de lidiar con lo inesperado. Parecemos distraídos, en el aire, incapaces de oír lo que nos dicen, siempre con la mente en otro lugar y en otro tiempo.

Irónicamente, nuestra sociedad tiende a retratar los artistas como soñadores, pero los que suprimen su creatividad son, de hecho, los que viven una especie de sueño. Un artista es alguien que ve y siente la realidad intensamente. La creatividad no significa simplemente hacer cosas de la nada. Significa ver y sentir el mundo tan vívidamente, que uno es capaz de reunir conexiones y patrones que ayudan a explicar la realidad. Significa que uno es capaz de ver la belleza del mundo en lugar de intentar esconderse de ella.

¿Es aterrador, no?”

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