La fiaca puede ser miedo
Tenés muchas ganas de empezar y no podes, o ya habías arrancado y ahora estás en una etapa estancada.
La idea de movimiento pasa por tu cabeza, pero no es fuerte lo suficiente para hacerte salir de ese lugar.
¡Qué fiaca!
"La necesidad de ser un gran artista hace difícil ser un artista. La necesidad de producir una gran obra de arte dificulta la creación de cualquier obra de arte", dice la escritora Julia Cameron. Y traigo esta cita que me parece brillante porque no tengo dudas de que la pereza es un bloqueo generado, en la mayoría de los casos, por un exceso de expectativas. Expectativas que, a su vez, pueden ser una necesidad de control: el afán de querer controlar lo que está por venir por el temor a fracasar en el intento.
Si cuando deseamos algo sólo conseguimos pensar en la llegada a la cumbre de un Everest gigante, ¿cómo no tener fiaca? Apenas imaginarlo ya agota, y genera una serie de miedos que nos paralizan. Ese Everest gigante es la meta imposible, es el deseo de determinar el producto final de un camino que aún ni empezamos.
Pensar en objetivos pequeños, divididos por tramos tal vez ayude a resolver el dilema. Un objetivo pequeño no da tanta fiaca. Lo haces y listo, ya está, ¿era esto nomas? Luego, al día siguiente, o en la etapa siguiente, lo volvés a hacer sin chistar, porque no te quedó la sensación de agobio - o de vértigo.
La suma de esas acciones va a formar su propio Everest, algo inesperado pero muy concreto.
Esto, más vale, es una estrategia para tratar de poner en marcha algunos objetivos estancados, tratando la fiaca previa al arranque como un bloqueo que puede ser salteado. No quiere decir "no hay que tener grandes sueños" o "no hay que imaginar proyectos audaces". Tu idea puede tener el tamaño que quieras, lo que conviene siempre vigilar es la magnitud de tu expectativa para evitar darle espacio al miedo.
La idea de movimiento pasa por tu cabeza, pero no es fuerte lo suficiente para hacerte salir de ese lugar.
¡Qué fiaca!
Pillow Land, de Clare Elsaesser |
Si cuando deseamos algo sólo conseguimos pensar en la llegada a la cumbre de un Everest gigante, ¿cómo no tener fiaca? Apenas imaginarlo ya agota, y genera una serie de miedos que nos paralizan. Ese Everest gigante es la meta imposible, es el deseo de determinar el producto final de un camino que aún ni empezamos.
Pensar en objetivos pequeños, divididos por tramos tal vez ayude a resolver el dilema. Un objetivo pequeño no da tanta fiaca. Lo haces y listo, ya está, ¿era esto nomas? Luego, al día siguiente, o en la etapa siguiente, lo volvés a hacer sin chistar, porque no te quedó la sensación de agobio - o de vértigo.
La suma de esas acciones va a formar su propio Everest, algo inesperado pero muy concreto.
Esto, más vale, es una estrategia para tratar de poner en marcha algunos objetivos estancados, tratando la fiaca previa al arranque como un bloqueo que puede ser salteado. No quiere decir "no hay que tener grandes sueños" o "no hay que imaginar proyectos audaces". Tu idea puede tener el tamaño que quieras, lo que conviene siempre vigilar es la magnitud de tu expectativa para evitar darle espacio al miedo.