El talismán de la felicidad

Lo que más me acuerdo de mi nonna Filomena es que tenía una piel rosada y suave, que era una mujer firme y dulce al mismo tiempo. De sus habilidades, puedo decir que era una gran costurera y hacía ropa para todos. También, que había un olor especial en la casa cuando ella cocinaba. No sé si era una gran cocinera, pero preparaba todo con mucho amor. Nada la dejaba tan contenta como ver a todos comiendo, y no era capaz de disimular su disgusto si no comías la cantidad pretendida por ella.

Desde chica me dicen que me parezco a ella y creo que en ciertas etapas de mi vida busqué reforzar esas similitudes. En un momento hasta quise aprender a coser. Intenté hacer un curso de molde y costura, pero no entendía nada. Desistí.
Sin embargo, cuando cocino, siento que le hago honor al parecido que nos atribuyen. Tampoco soy una cocinera con letras mayúsculas, pero puedo decir que cocino como lo hacía mi nonna por el amor y el respeto por la comida. Por la satisfacción de ver a todos los comensales con la panza llena y el corazón contento.


El libro Especialidades de la Cocina Italiana de Ada Boni me llamó la atención un día de paseo por la feria de Plaza Italia. De afuera me pareció lindo, simpático. En el lado de adentro encontré que su título original en italiano era Il talismano della felicitá. También vi que la librería que originalmente lo había vendido estaba en Villa Ballester, barrio de la provincia de Buenos Aires donde vivieron mis nonnos y nací yo. Conmovida por la casualidad, empecé a leer algunas hojas y pensé que sería útil para empezar una especie de rescate familiar.

La verdad que no tuve la oportunidad de compartir un tiempo adulto con mi nonna. No me pude aprender sus recetas o escuchar, por ejemplo, qué le cocinaban su mamá y sus abuelas. Las pocas historias que conozco las escuché de mi papa o de mis tíos, y no es lo mismo. Hay algo que solo se pasa de abuela a nieta, estoy segura.

Para mí, todo libro es una invitación, y como se pueden imaginar este me invita más que a cocinar. Se me ocurrió que con las recetas de este libro podría inventarme algunas de las charlas que no llegué a tener con ella. Una ocurrencia bastante idílica, ya sé, pero nunca le pude negar a los gestos simbólicos su poder de consuelo.

Hoy elijo esta receta de "Preciosuras al tomate". Porque me parece un nombre hermoso, porque es sencilla de preparar. Porque mi nonna siempre será una de las preciosuras de mi vida.

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