Entrando en poesía

Si me preguntan qué estuve haciendo últimamente, no podría dar otra respuesta: estuve entrando en poesía.

Explico: este sábado participé del taller intensivo de libro ilustrado, dictado por Cecilia Afonso Esteves en Eterna Cadencia. En las 4 horas que duró el encuentro, ella explicó las características de los libros ilustrados y los libros álbum y compartió algunas cuestiones sobre la ilustración en general (que dibujar e ilustrar no es lo mismo, por ejemplo). Lo que más me quedó fue su incentivo a explorar el mundo de ideas propio y la idea de mundo que cada uno tiene.

imagen via Galería Mar Dulce
imagen via Una flor de papel
A todo esto, venía de concluir el Seminario "Materia poética e infancia", dictado por Cecilia Bajour (¡aguante estas Cecilias!) en La Nube. En los encuentros, hablamos de puesta en voz y de escucha, hicimos las consignas más divertidas, recibimos la visita del poeta Juan Lima, compartimos equipaje poético y aprendimos un montón. Personalmente, confirmé que la poesía no tiene nada que ver con la idea repleta de prejuicios que me había quedado de la época escolar. "Poesía es rima, poesía es aburrido, poesía es cursi, poesía es solemne". No, ni ahí.

Siento, entonces, que entrar en poesía y reconocer nuestro mundo poético es, también, meterse a fondo en el mundo de ideas propio que mencionó Cecilia Afonso Esteves. En mi caso, entro en poesía y revuelvo mis reflexiones sobre creatividad. Veo un punto de encuentro, en lo que se refiere a entender qué me dice mi propia voz. Va mucho más allá del verso, hay algo de más poético. Es buscar qué quiere mi anhelo, qué puedo/quiero hacer de mi vida.

No sé si logro explicarme realmente, pero les deseo esta sensación.
Entren en poesía. Entren en su propio mundo poético y en los deseos de su creatividad.

...

Como una segunda parte del post, dejo de yapa lo que dice Laura Devetach sobre El equipaje poético:

"Sería importante ponernos curiosos para descubrir, poder mirar y aceptar, qué elementos poéticos ya poseemos y manejamos sin saberlo, qué aspectos de lo poético están pero son desdeñados o reprimidos porque no inquietan. Sería importante que nos afanemos en capitalizar esos aspectos poéticos - pocos o muchos - que ya tenemos, para ir construyendo un territorio firme, una disponibilidad cierta para animarnos al territorio de la poesía.

'Entrar en poesía' - como define Georges Jean - a este mecanismo, entrar por la capacidad de aceptar la existencia de un ritmo interno, de la propia respiración, de los mensajes misteriosos de los sentidos, no formulados con palabras y no sólo por el conocimiento de técnicas o de conceptos. Entrar en los ritmos y mensajes misteriosos que se encontrarán en algún momento con el ritmo del poeta al que leemos o escuchamos. Entrar en poesía, tal como alguien se tira al agua o toma sol. Y permanecer allí, en una inmersión en el lenguaje-agua, lenguaje-sol, lenguaje-juego, lenguaje-mirada, sonido, textura, donde nada quede reducido únicamente a la comunicación racional.

Así se consolida la creatividad personal y se construye el imaginario. Por eso hay que defender el estado poético, el estar en poesía, el estado de lectura y de escritura, tanto o más que cualquier otro estado en los que se desarrollen disponibilidades valorizadas como "útiles" para la llamada vida práctica".
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